Datos personales

viernes, 12 de noviembre de 2010

Tutankamón y su extraña familia

Aunque a todos nos gusta pensar que los sucesos más dramáticos de la historia se producen a causa de conspiraciones, cuanto más rocambolescas mejor, o de accidentes muy espectaculares, la verdad es tozuda y se empeña en contradecirnos. Así le acaba de ocurrir a Tutankamón, el joven faraón cuya muerte prematura estaba envuelta en numerosos misterios. Entre esas hipótesis se contaba la del asesinato, pues en la momia se apreciaba una fractura en la nuca, aunque quizá ésta fue producto de las manipulaciones de Howard Carter y sus arqueólogos en 1922, cuando le arrancaron la máscara de oro que estaba pegada al cadáver con cuchillos calientes... o el envenenamiento. Pero también se especulaba con una caída brutal cuando corría en un carro, pues los restos también presentaban una fractura de fémur... Pues bien, ninguna de ellas va a resultar cierta.
El «Journal of the American Medical Association» ha publicado un estudio encargado por Zahi Hawass, director del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, y que a partir de biopsias, análisis radiológicos y de ADN de 10 momias relacionadas con el faraón —que murió siendo un adolescente de 19 años cerca del 1324 a. de C. durante la XVIII Dinastía del Nuevo Reino, tras casi una década de reinado— no sólo han permitido conocer qué pudo haberle causado la muerte, sino además diversas enfermedades que afectaban a su familia, así como también cuál era su filiación, al identificar a su padre y a su madre, entre otros parientes.
Empecemos por señalar qué enfermedades no padecía Tutankamón. En primer lugar, los investigadores descartan que sufriera el Síndrome de Marfan, una patología que se apreciaba en otros miembros de su familia. Este mal afecta al tejido conectivo y se caracteriza por un excesivo crecimiento de los miembros. En segundo lugar, también se ha descartado que sufriera ginecomastia, que es un desarrollo anormal de los pechos en los varones y que puede deberse a una desequilibrio hormonal. Los científicos tampoco han advertido en el joven faraón signos que apunten a ninguna patología que produzca feminización a pesar de que las representaciones artísticas que de él se tienen lo muestren con rasgos andróginos o feminoides. Esto puede deberse a que las figuraciones que se realizaban de los faraones y de los miembros de la familia real no eran reales sino idealizaciones, y éstas, durante ese periodo —el de Amarna— así los mostraban, quizá debido a las reformas religiosas impuestas por Akenatón.
La muerte de Tutankamón más más bien pudo deberse a otras patologías. La principal sería la malaria. Los análisis genéticos han identificado varios genes: Stevor, AMA1 y MSP1, que son específicos del Plasmodium falciparum, parásito que causa la malaria, lo mismo en el faraón que en tres miembros de la familia. La malaria asociada con una necrosis avascular de los huesos (falta de vascularización que provoca la muerte de los osteocitos) sería probablemente lo que finalmente le causó la muerte.
Por último, Tutankamón también padecía la enfermedad de Kohler II, una falta temporal de vascularización que deforma el segundo metatarsiano del pie, provocando su achatamiento y que se da durante la adolescencia. Esta patología, también conocida como enfermedad de Freiburg, luego mejora, aunque puede tener como consecuencia la cojera. Es necesario diferenciarla de la enfermedad de Kohler I, la escafoiditis tarsiana —según explica a ABC el Dr.Mariano de Prado— pues ésta afecta al escafoides, y que según algunas informaciones nunca constrastadas ha padecido el tenista Rafael Nadal.

El gran misterio: era nieto de Tiye e hijo de Akenatón
El gran reto de la arqueología era saber de quién era hijo el faraón más famoso del Antiguo Egipto. Los investigadores realizaron análisis de entre 2 y 4 muestras del ADN de cada una de las diez momias vinculadas a él, así como de otras cinco pertenecientes al Nuevo Reino que se utilizaron como grupo de control. La identidad de tres de ellas ha quedado determinada. La conocida como KV35EL corresponde a Tiye, que era abuela de Tutankamón. La KV55 es con toda probabilidad la de su hijo Akenatón quien, a su vez sería el padre del joven faraón. Además de otras características morfológicas, padre e hijo compartían el mismo grupo sanguíneo. Por último, la momia KV35YL correspondería a su madre, aún sin nombre (¿Kiya, Nefertiti?)

No hay comentarios:

Publicar un comentario